Bienvenidos al país del vino. Ruinas griegas y romanas, antiguos monasterios, icónicas bodegas y museos dedicados al vino son el testimonio de un cultivo ancestral y de arraigadas tradiciones a los que se ha sumado el empuje de pequeños viticultores que están recuperando variedades autóctonas, con una mínima intervención en el proceso de elaboración para interpretar fielmente el terruño. Todo ello da como resultado un enoturismo de alta calidad. Las rutas del vino Alella, Empordà, Lleida, Montsant, Penedès, Pla de Bages, Priorat, Tarragona, Terra Alta y Trepat, que corresponden a nueve de las denominaciones de origen del país, ofrecen actividades como participar en la vendimia, disfrutar de recitales de poesía, hacer maridajes con quesos de leche cruda, cocinar en la viña y compartir la comida en una barraca de piedra seca o quedarnos a dormir entre viñas, entre muchas otras. Estos itinerarios nos llevan de las garnachas con solera de L’Albera al frescor de las viñas recuperadas de los Pirineos; de la calidez de los vinos tarraconenses a la salinidad de la pansa blanca de Alella; de los vinos surgidos de los bancales de El Priorat a la sedosidad de los blancos del valle del Corb; de la honestidad de las garnachas de La Terra Alta al carácter de los vinos de El Bages. Más de 300 bodegas visitables con experiencias que nos permiten descubrir vinos que encierran historias y emociones en cada botella, que nos hablan de estirpes centenarias, de templos modernistas, de gastronomía popular y de vanguardia, de íntimos paisajes, de épica, perseverancia y valentía. Cataluña es una bodega inmensa a vuestro alcance.