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  • Ruta icónica

Tramo 5

Del surrealismo
al modernismo

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De Figueres a Barcelona

525km de recorrido 7 etapas de duración 8 Imprescindibles
Tramo 2 - Al encuentro de la historia
Tramo 3 - Muy cerca del cielo
Tramo 4 - Oda a la naturaleza
Tramo 5 - Del surrealismo al modernismo
Tramo 1 - Viñedos con sabor a mar

Los paisajes y la obra del genial Salvador Dalí dan inicio a un viaje en el que no solo disfrutaremos de la diversa gastronomía catalana sino que aprenderemos a preparar algunos de sus platos más emblemáticos. Conoceremos los ancestrales métodos de salazón, nos contarán leyendas y caminaremos por románticos bosques y por los mismos caminos de ronda de la Costa Brava que recorrieron piratas y bandoleros. La arquitectura modernista marcará nuestra visita a las localidades del litoral del Maresme y de Barcelona, ciudad que recorreremos con la inspiración de grandes páginas de la literatura.

Imprescindibles

Lo más destacado

FigueresParc Natural Cap de Creus, Cadaqués i PortlligatPueblos medievales del interiorGironaVicEl MontsenyCosta Barcelona: el modernismo y pueblos indianosBarcelona

Etapas

Etapa 1 – El Empordà de Dalí

De Figueres a Pals. 128 km
El universo de Dalí en el Empordá marca el inicio de un viaje que nos lleva por los sugerentes paisajes del Empordà y parajes naturales tan hermosos como los del Cap de Creus y la bahía de Roses.

Arte en Figueres

Suenan las campanas de la iglesia de Sant Pere de Figueres, uno de los espacios vitales de Dalí, el genio de sublimes bigotes. Vamos a dedicar la mañana a unir los puntos clave en la ruta del pintor surrealista, el Triángulo Daliniano formado por su ciudad natal, la casa de Port Lligat y el castillo de Púbol, haciendo algunas paradas en el camino. En el Teatro-Museo Dalí quedamos fascinadas por los mil detalles que encontramos en los trampantojos del artista. En el Museo del Juguete vemos una exposición sobre sus años de juventud, y en el espacio Dalí-Joyas una preciosa colección de sus diseños para joyería. Otra interesante visita igualmente vinculada al arte, especialmente al comarcal y al contemporáneo, es el Museo del Empordà.

Sant Pere de Rodes

Conducimos a través de los viñedos de la D.O. Empordà, que se extienden desde las montañas de los Pirineos hasta las playas del Mediterráneo, para llegar al monasterio de Sant Pere de Rodes. La guía nos cuenta simpáticas anécdotas sobre el cultivo del vino por parte de los monjes mientras visitamos la iglesia, los dos claustros y la bodega. Acabamos la visita en el mirador del bar, con vistas de pájaro sobre el Port de la Selva y una degustación de ese vino tocado por la Tramuntana. Por las hermosas carreteras que cruzan el Parque Natural del Cap de Creus llegamos hasta la casa de Dalí en Portlligat, enclavada entre un blanco caserío al pie de una cala donde descansan pequeñas barcas de pescadores. Esta casa, que Dalí convirtió en taller, fue punto de encuentro de numerosos artistas e intelectuales de su época, como sus amigos el cineasta Buñuel y el poeta García Lorca. Decidimos parar a comer en Cadaqués, uno de esos pueblos de postal perfecta del litoral catalán. Su casco antiguo de estrechas y ascendentes callejuelas es una invitación al paseo calmado con el rumor del mar como compañía.

Un baño histórico

La ruta sigue en dirección sur bordeando la bahía de Roses, integrada en el Club de las bahías más bellas del mundo, y cruzando el Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà, uno de los espacios naturales de Catalunya con mayor variedad de aves. La tarde la reservamos para la historia porque queremos conocer las ruinas de Empúries, el lugar por el que griegos y romanos entraron en la península. Escogemos una visita guiada especializada en el comercio y consumo de vino en el mundo antiguo. La privilegiada situación de las ruinas, a pie de playa, nos permite una cosa insólita: el baño junto al muelle en el que hace veinticinco siglos atracaron los barcos griegos. A apenas seis kilómetros al sur del recinto arqueológico está L’Escala, localidad declarada Villa Marinera por su histórica conexión con el mar, donde visitamos el Museo de la Anchoa y de la Sal para conocer el trabajo de las factorías de salazón que tanta prosperidad trajeron a la localidad. Como no puede ser de otra manera, degustamos las famosas anchoas de L’Escala en una de las tradicionales tabernas del centro histórico.

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Etapa 2 – Un viaje a la Edad Media

De Pals a Tossa de Mar. 72 km
La mañana empieza con un recorrido por los encantadores pueblos medievales del Empordanet, siguiendo por las tierras de los primeros pasos de Josep Pla y por Palamós para ponernos el delantal y conocer los secretos de la cocina marinera.

Pueblos medievales

Nos trasladamos desde la costa al interior del Empordà. Atrás van quedando la silueta del Montgrí con su castillo, montaña que divide el Alt y el Baix Empordà, y el acceso a L’Estartit, puerto de salida para visitar el pequeño archipiélago de las Medes, una de las reservas de flora y fauna marinas más importantes del Mediterráneo y visita imprescindible para amantes del buceo. Tras llegar a Peratallada, y tomar un desayuno en base a embutidos y quesos de las comarcas del Empordà, iniciamos un recorrido en burricleta (bicicletas rurales con asistencia eléctrica) por los pueblos medievales del Empordanet: el propio Peratallada, Ullastret, Canapost, La Bisbal d’Empordà, capital catalana de la cerámica; y Pals, con su inconfundible recinto amurallado.

Manzanas de Girona

Como estamos en tierras de la I. G. P. Manzana de Girona, seguimos hasta Palau Sator para visitar una sidrería en la que compramos diferentes productos derivados de esas manzanas. No solo el más obvio, la sidra, también zumos, confituras y vinagre. La ruta se acerca de nuevo a la costa, a las calas de Begur, otra de las localidades incluida en la marca Barrios y Villas Marineras. Nadie plasmó mejor las comarcas del Empordà que el escritor Josep Pla. Si nos interesa su literatura y sus paisajes es recomendable acercarse hasta Palafrugell, donde está la fundación de Josep Pla, y a Calella de Palafrugell, Pueblo con Encanto, para recorrer los paisajes de infancia del escritor, que pasó los veranos en la casa familiar de la playa del Canadell.

Taller de cocina

Nosotras seguimos hasta Palamós porque nos hemos apuntado a uno de los talleres de cocina del Espai del Peix de Palamós. En esta aula gastronómica hacemos un recorrido histórico y cultural por el consumo de pescado y aprendemos a cocinar varios platos de la conocida como cocina de barca, la que hacen los pescadores a bordo. En uno de los platos que preparamos no pueden faltar el arroz de Pals y la gamba de Palamós. Con los barcos entrando a puerto para llevar sus capturas a la lonja, que también se puede visitar para seguir en vivo la subasta, ponemos rumbo a la bodega Brugarol, cercana a Palamós, que además de destacar por sus vinos lo hace por su arquitectura, ya que fue diseñada por el estudio RCR, de la localidad de Olot, ganadores del prestigioso premio Pritzker.

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Etapa 3 – Litoral de la Costa Brava

De Tossa de Mar a Hostalets d’en Bas. 90 km
Tossa de Mar y un tramo de los Caminos de Ronda de la Costa Brava ocupan nuestra mañana. El día sigue con los monumentales jardines de Lloret de Mar, los sabores de Girona y la llegada a la coqueta localidad de Hostalets d’en Bas, en la Garrotxa.

Tossa de Mar

Circulamos en paralelo a la costa hasta nuestra siguiente parada, Tossa de Mar, dejando al norte el macizo de Les Gavarres, de cuyos bosques de encinas y alcornoques sale una importante producción de tapones de corcho. Tomamos el primer café del día con vistas a la muralla de Tossa de Mar. Por el barrio de pescadores de Sa Roqueta llegamos hasta el Portal, el acceso a la Vila Vella donde hemos quedado para empezar una visita guiada que incluye la entrada al Museo Municipal para ver una obra de Marc Chagall. Tras el paseo por la parte más antigua de esta localidad fortificada, decidimos seguir el tramo del Camino de Ronda que va hasta cala Giverola para asomarnos al mirador de Sant Jaume, un balcón con espectaculares vistas de los acantilados y de la población con su castillo.

Sabores de Girona

Sin dejar la costa, hacemos un pequeño desvío en la ruta para llegar hasta Lloret de Mar y visitar los jardines de Santa Clotilde, plantados sobre un impresionante risco con vistas al mar. El paisajista y arquitecto Nicolau Rubió se inspiró en el Renacimiento italiano para diseñar este hermoso espacio. En la escalinata que se dirige al mar, flanqueada por estatuas de sirenas, no vemos el momento de dejar de hacer fotos para publicar en nuestras redes sociales. En Blanes encontramos otro importante jardín, el de Marimurtra. Este jardín botánico, donde se realizan importantes estudios científicos, fue fundado por el alemán Carl Faust. El templete que mira a la cala de Sa Forcanera es uno de los lugares más fotografiados de la Costa Brava. Ponemos rumbo al norte, hacia tierras del interior, para alcanzar Girona, declarada Ciudad con Carácter. Escogemos una visita a la ciudad a través de sus sabores. Además de pasear por el patrimonio, como la catedral, la judería y las coloridas casas sobre el río Onyar, saboreamos el xuixo de crema, los brunyols, quesos con pa amb tomàquet y aceite de oliva, fideuà y el helado que elabora uno de los hermanos Roca, entre otros pequeños bocados.

Camino a La Garrotxa

Para los amantes del golf, está la opción de visitar el PGA Catalunya Resort, con un campo de golf en un paisaje de gran belleza, pero nosotras optamos por conducir por las carreteras que entran a la Garrotxa por el sur, una comarca marcada por sus paisajes de volcanes y coladas de lava. Nos quedamos a pasar la tarde en Hostalets d’en Bas, uno de los hermosos pueblos de la Vall d’en Bas. Este municipio, que agrupa a varias pequeñas localidades, es la cuna del río Fluvià, cuya desembocadura habíamos cruzado un par de días antes al pasar por la bahía de Roses.

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Etapa 4 – Senderismo en el Montseny

De Hostalets d’en Bas a Viladrau. 81 km
El perfil del Collsacabra marca los primeros kilómetros de un día en el que seguiremos al río Ter para ver el patrimonio industrial de Manlleu, probaremos los embutidos de Vic y pasearemos por los exuberantes bosques del Montseny.

Pueblos del Collsacabra

Son tantas las opciones para conocer la Garrotxa, desde el aire en globo, a pie o en bicicleta junto a los volcanes, siempre con buenos productos autóctonos en la mesa, que nos prometemos volver mientras vamos en dirección a la provincia de Barcelona. La primera parada del día es en uno de los Pueblos con Encanto, Rupit, con su coqueto caserío de piedra en mitad del Collsacabra, un paisaje natural de montañas con vertiginosos riscos, arroyos y cascadas. En la oficina de turismo de Rupit contratamos una visita para que nos cuenten la historia de esta localidad crecida al amparo de una enorme roca donde un día hubo un castillo.

La capital del río Ter

La carretera entre Rupit y Manlleu cruza el Collsacabra, nos desviamos apenas diez kilómetros para llegar hasta Tavertet y hacer una sencilla excursión que nos permite tener espectaculares vistas de los riscos que toman el nombre del pueblo y del pantano de Sau, un embalse del río Ter, al pie de la sierra de las Guilleries, rodeado de bosques de pinos exóticos y abetos. Ya en Manlleu, ciudad marcada por el río Ter tanto a nivel de orografía como de pasado industrial, asistimos a una interesante visita teatralizada. Assumpta, uno de los “Espíritus del Ter”, nos cuenta la importancia que tuvieron las colonias industriales que se establecieron a lo largo del río para el desarrollo de Catalunya, principalmente relacionadas con los trabajos de transformación del algodón en hilo para servir a las industrias textiles.

Embutidos de Vic

Nuestra siguiente parada es Vic. Su Plaza Mayor es una de las más emblemáticas de las comarcas catalanas, una monumental plaza porticada que siempre está más animada durante la celebración del mercado semanal. Tras la visita guiada a la ciudad, en la que vemos un destacado Templo Romano, la Catedral y las calles que formaron parte de la judería, entramos en un centenario secadero para probar los famosos embutidos de Vic, la llonganissa y el fuet. Dedicamos la tarde a conocer las leyendas de brujas y bandoleros en el Espai Montseny de Viladrau, un centro de interpretación sobre el Parque Natural de El Montseny, y a hacer senderismo por una ruta circular que recorre el corazón del macizo. En esta Reserva de la Biosfera se suceden los paisajes con bosques de hayas, abetos y robles; podemos encontrar secuoyas como las de Can Casades, o ver la vegetación de ribera junto a los ríos que cruzan el parque. Las vistas que se tienen desde cualquiera de las emblemáticas cimas del Montseny merecen suficientemente la pena como para plantearse su ascenso si se dispone del tiempo necesario. Sin duda, hay que regresar en otoño cuando las hojas forman un precioso tapiz en el sotobosque y Viladrau celebra la Feria de la Castaña.

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Etapa 5 – El Maresme modernista

De Viladrau a Barcelona. 154 km
El patrimonio modernista de las localidades costeras del Maresme es la antesala de nuestra llegada a Barcelona, no sin antes detenernos en Alella para probar unos vinos de los que ya hablaban en época romana.

Hacia el litoral

Hoy descendemos desde las montañas, pasando por la comarca del Vallès Oriental hasta llegar a las playas de fina arena del litoral del Maresme. Ya en el mar, desde el faro de Calella vemos una parte de esa costa que hoy vamos a recorrer. Empezamos por una de las dos Villas Marineras de la comarca, Sant Pol de Mar, caminando por sus callejuelas hasta llegar a la playa urbana de Les Escaletes, donde sentadas en la arena dejamos que el tiempo pase mientras contemplamos un mar totalmente en calma.

Modernismo en el Maresme

Continuamos hasta la Casa-Museo de Domènech i Montaner, uno de los grandes arquitectos modernistas, en Canet de Mar. Es una maravilla ver las maquetas de algunas de sus obras más emblemáticas, como el Palau de la Música o el Hospital de Sant Pau. En uno de los cafés del pueblo probamos las vidrieras modernistas, unas curiosas pastas de té que nacieron a iniciativa de los pasteleros locales. Seguimos hasta Arenys de Mar, la otra Villa Marinera del Maresme. En su puerto pesquero, entre los más importantes de Catalunya, se celebra todas las tardes una pintoresca subasta en la que podemos ver las apreciadas gambas que luego formarán parte de la carta de importantes restaurantes. En Arenys de Mar nos acercamos a una curiosa forma de modernismo, la del cementerio de Sinera, lugar que Salvador Espriu elevó a la categoría de poesía. Si se busca otra perspectiva de la localidad, desde el puerto parten embarcaciones que realizan rutas guiadas por el entorno natural para disfrutar del paisaje, del fondo marino y de las aves pelágicas. También hay la posibilidad de hacer la navegación nocturna, para observar las estrellas y escuchar historias mitológicas.

La historia de los empresarios que hicieron fortuna con la industria textil, como vimos en la visita a las colonias del Ter, se ve reflejada en casas como la Coll i Regàs de Mataró, nuestra siguiente parada. En la capital comarcal también visitamos la Nau Gaudí, la primera obra del arquitecto hoy convertida en museo de arte contemporáneo. Dedicamos una parte de la tarde a ir de compras, sin olvidarnos de algunas cajas de neules, un postre crujiente típico de las fiestas navideñas, tanto de las clásicas como las rellenas de crema catalana y de catanias.

Vinos de Alella

Antes de seguir rumbo a Barcelona, donde tenemos previsto pasar la noche, paramos en Alella para hacer una visita a una bodega, donde abrimos un cava rosado ecológico que combina a la perfección con las fresas de Vallalta. Los vinos de Alella, citados por Plinio como vinos layetanos en época romana, salen de pequeños viñedos que miran al mar. Otras dos visitas interesantes en la zona son el circuito Barcelona-Catalunya, que ofrece diversas experiencias relacionadas con la conducción a alta velocidad y es la sede de una de las pruebas más importantes del mundial de motociclismo, y la Roca Village, que cuenta con más de 140 boutiques al aire libre de firmas de lujo nacionales e internacionales con descuentos de hasta el 60% sobre el precio original, durante todo el año, y a solo 40 minutos de Barcelona. Entramos en Barcelona, punto final de este tramo del Grand Tour de Catalunya.

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Etapa 6 – Una cita con Gaudí

Barcelona
Los mejores edificios modernistas de Gaudí y Domènech i Montaner, la artesanía del trencadís, la cocina catalana más tradicional y un paseo literario por el barrio del Born, completan nuestro primer día en Barcelona.

Barcelona modernista

No todos los días se tiene el privilegio de despertar en un hotel modernista, el hechizo de las sugerentes formas del modernismo nos lleva a decidir seguir dedicando la mañana a esa arquitectura. La Ruta del Modernismo de Barcelona recorre hasta 120 edificios de esa hermosa corriente artística, con obras de arquitectos tan importantes como Gaudí y Domènech i Montaner. Nosotros optamos por hacer una visita guiada por algunas de las construcciones más impresionantes del Patrimonio Unesco de Barcelona, como la Casa Batlló, La Pedrera, la Casa Vicens, el Recinto Modernista Sant Pau y el Palau de la Música Catalana, en la que nos explican los orígenes de este movimiento artístico, la importancia que tuvo para la ciudad y nos muestran importantes detalles de las fachadas.

Cocina catalana

Continuamos con un taller para aprender la técnica del trencadís, uno de los recursos ornamentales característicos del modernismo. Con unas herramientas básicas y pedacitos de cerámica y vidrio salimos de allí con nuestra propia pieza y grandes ideas para reciclar viejos materiales de construcción. En otro edificio modernista, en el Passeig de Gràcia, asistimos a un taller de cocina donde aprendemos a preparar platos como la esqueixada, una típica ensalada con bacalao y tomate entre otros ingredientes, y una deliciosa crema catalana con su capa de azúcar quemado por encima.

Un paseo literario

Tras haber probado los platos que hemos preparado se impone un buen paseo. Optamos por una ruta literaria y nos dan a escoger entre la que recorre los escenarios de La sombra del viento o los de La catedral del mar. Nos decantamos por la segunda propuesta para visitar la basílica de Santa María del Mar, en el barrio del Born, y poder continuar con el callejeo sin prisa por este animado barrio en el que hay numerosas opciones para ir de tapeo y tomar una copa de vino.

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Etapa 7 – El mar de Barcelona

Barcelona
Visitamos los mercados y la cofradía de pescadores de Barcelona, proveedores de los excelentes productos frescos que sirven los restaurantes de la ciudad y que utilizaremos en un taller de cocina. El viaje acaba con un paseo en barco y un baño en el Mediterráneo.

Amanecer en la fachada marítima

Nuestro segundo día en Barcelona va a estar dedicado al mar y al producto de proximidad, sin faltar la visita a alguno de los mercados de la ciudad. Con 43 integrantes, la red de mercados de Barcelona es una de las más grandes del mundo. Salimos temprano para ver amanecer y hacer un poco de ejercicio por la fachada marítima de la ciudad. En apenas unos minutos de paseo vamos pasando de la Barceloneta, el barrio de las bodegas y bares de tapas, la ropa tendida y el sabor a rumba catalana, a la nueva arquitectura que se asoma a la orilla del mar, con algunos chiringuitos de interesante diseño cuya ubicación guardamos para visitar en otro momento.

Productos frescos en el mercado

Tenemos cita en el mercado, así que cogemos los capazos de artesanía de palma que habíamos comprado el día anterior en una de las tiendas del barrio del Born y nos disponemos a dejarnos asesorar por nuestro guía para comprar los productos más frescos, con los que prepararemos los platos en el taller de cocina. Tras dar buena cuenta de la paella de mariscos que cocinamos, y apuntar todos los pasos de la receta para triunfar en nuestro regreso a casa, nos dirigimos a la cofradía de pescadores para ver la llegada de las barcas de pesca y asistir a la subasta en la lonja. Resulta muy interesante ver cómo ha sobrevivido la actividad pesquera en una metrópoli tan grande, con una cofradía capaz de servir pescado fresco a la gran demanda de los restaurantes de la Barceloneta.

Un baño en el Mediterráneo

Acabamos el día como lo comenzamos, en el mar, pero esta vez a bordo de un catamarán para ver la puesta de sol. Poco después de salir de puerto despliegan las velas y silencian los motores. Tras un rato de navegación, sin perder de vista Barcelona, detienen la embarcación y nos invitan a darnos un baño en el Mediterráneo, invitación que no dudamos en aceptar. De vuelta a bordo nos han preparado un aperitivo con fruta de temporada y una copa de cava, con la que brindamos por un gran viaje mientras el sol se pone tras las montañas de Collserola.

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  • Tramo 5
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Del surrealismo al modernismo

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El Modernismo en Barcelona

El Modernismo catalán surgió entre finales del siglo XIX y principios del XX en Cataluña, y Barcelona es el máximo exponente. Destacó sobre todo en la arquitectura y las artes decorativas. El Plan Cerdà, el proyecto urbanístico de Ildefons Cerdà para el crecimiento de la ciudad más allá de las murallas medievales en el distrito del Eixample, dio el espacio para el desarrollo de la arquitectura modernista.

Este estilo arquitectónico, tanto civil como industrial, se caracteriza por formas curvilíneas inspiradas en la naturaleza, estructuras orgánicas, asimetrías y el uso de nuevos materiales y nuevas técnicas como el "trencadís".

Barcelona es la ciudad europea con la máxima presencia de Modernismo. No en vano 9 de los edificios modernistas han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Las fachadas modernistas del Eixample están associades a familias de la burguesía barcelonesa así como a los arquitectos más destacados. Un ejemplo es la llamada "manzana de la discordia", donde los arquitectos Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch y Antoni Gaudí, construyeron una casa para las familias Lleó Morera, Amatller y Batlló respectivamente. Si bien es el distrito del Eixample, y más concretamente en la zona conocida como el "Cuadrado de Oro", donde se encuentra la mayor concentración de edificios modernistas, también se pueden ver en muchos otros lugares de Barcelona. Algunos ejemplos son la Torre Bellesguard, a los pies de Collserola; el Palau Güell, en el Raval; la Casa Vicens, en Gracia; la Casa Bruno Quadros, en La Rambla; el Colegio de las Teresianas, en Sant Gervasi; la antigua fábrica textil Casaramona, en Montjuic; y un largo etcétera de construcciones que no te dejarán indiferente.

El Modernismo en Barcelona
El Modernismo en Barcelona

El Modernismo catalán surgió entre finales del siglo XIX y principios del XX en Cataluña, y Barcelona es el máximo exponente. Destacó sobre todo en la arquitectura y las artes decorativas. El Plan Cerdà, el proyecto urbanístico de Ildefons Cerdà para el crecimiento de la ciudad más allá de las murallas medievales en el distrito del Eixample, dio el espacio para el desarrollo de la arquitectura modernista.

Este estilo arquitectónico, tanto civil como industrial, se caracteriza por formas curvilíneas inspiradas en la naturaleza, estructuras orgánicas, asimetrías y el uso de nuevos materiales y nuevas técnicas como el "trencadís".

Barcelona es la ciudad europea con la máxima presencia de Modernismo. No en vano 9 de los edificios modernistas han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Las fachadas modernistas del Eixample están associades a familias de la burguesía barcelonesa así como a los arquitectos más destacados. Un ejemplo es la llamada "manzana de la discordia", donde los arquitectos Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch y Antoni Gaudí, construyeron una casa para las familias Lleó Morera, Amatller y Batlló respectivamente. Si bien es el distrito del Eixample, y más concretamente en la zona conocida como el "Cuadrado de Oro", donde se encuentra la mayor concentración de edificios modernistas, también se pueden ver en muchos otros lugares de Barcelona. Algunos ejemplos son la Torre Bellesguard, a los pies de Collserola; el Palau Güell, en el Raval; la Casa Vicens, en Gracia; la Casa Bruno Quadros, en La Rambla; el Colegio de las Teresianas, en Sant Gervasi; la antigua fábrica textil Casaramona, en Montjuic; y un largo etcétera de construcciones que no te dejarán indiferente.

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Dalí y el Empordà

El Triangulo Daliniano está formado por el Teatro-Museo Dalí de Figueres, la Casa-Museo Castell Gala Dalí de Púbol y la Casa-Museo Salvador Dalí de Portlligat. «En este lugar privilegiado lo real y lo sublime casi se tocan. Mi paraíso místico comienza en los llanos del Empordà, rodeado por las colinas de Les Alberes y encuentra su plenitud en la bahía de Cadaqués. Este país es mi inspiración permanente». Son palabras de Salvador Dalí, el genio del surrealismo. Los paisajes del Empordà, los blancos caseríos, el cielo del Mediterráneo, las formaciones rocosas y la tramuntana, forman parte de un territorio que es parte indisoluble del universo pictórico del pintor. En Figueres hay varias localizaciones vinculadas a su vida. El 11 de mayo de 1904, en un edificio modernista de la calle Monturiol de Figueres nació Salvador Dalí; la iglesia de Sant Pere tuvo protagonismo en varias etapas esenciales del artista: el bautismo, la comunión y el funeral. En el Museo del Joguet de Catalunya podemos ver una exposición acerca de la juventud de Dalí, compuesta por objetos como juguetes o álbumes de foto, y en el espacio Dalí-Joyas hay una colección de treinta y siete joyas y más de veinte dibujos de los diseños que el artista realizó durante tres décadas. En el Teatro-Museo Dalí muestran una amplia colección de obras del pintor. Si el edificio es original por fuera, fiel reflejo de la vida y obra del artista, el interior es un verdadero templo del surrealismo. El Castillo de Púbol fue un regalo del pintor a su esposa y musa Gala. Destacan una antigua cocina convertida en baño, el salón del piano, la piscina del jardín y el mausoleo de Gala. Cadaqués fue para Dalí una especie de refugio creativo. Con el tiempo acabó comprando un conjunto de casas de pescadores, en la playa local de Portlligat, que convirtió en su casa y taller. Esa casa de Portlligat fue el punto de encuentro de numerosos artistas e intelectuales de la época, como sus amigos el cineasta Luis Buñuel y el poeta Federico García Lorca.

Dalí y el Empordà
Dalí y el Empordà

El Triangulo Daliniano está formado por el Teatro-Museo Dalí de Figueres, la Casa-Museo Castell Gala Dalí de Púbol y la Casa-Museo Salvador Dalí de Portlligat. «En este lugar privilegiado lo real y lo sublime casi se tocan. Mi paraíso místico comienza en los llanos del Empordà, rodeado por las colinas de Les Alberes y encuentra su plenitud en la bahía de Cadaqués. Este país es mi inspiración permanente». Son palabras de Salvador Dalí, el genio del surrealismo. Los paisajes del Empordà, los blancos caseríos, el cielo del Mediterráneo, las formaciones rocosas y la tramuntana, forman parte de un territorio que es parte indisoluble del universo pictórico del pintor. En Figueres hay varias localizaciones vinculadas a su vida. El 11 de mayo de 1904, en un edificio modernista de la calle Monturiol de Figueres nació Salvador Dalí; la iglesia de Sant Pere tuvo protagonismo en varias etapas esenciales del artista: el bautismo, la comunión y el funeral. En el Museo del Joguet de Catalunya podemos ver una exposición acerca de la juventud de Dalí, compuesta por objetos como juguetes o álbumes de foto, y en el espacio Dalí-Joyas hay una colección de treinta y siete joyas y más de veinte dibujos de los diseños que el artista realizó durante tres décadas. En el Teatro-Museo Dalí muestran una amplia colección de obras del pintor. Si el edificio es original por fuera, fiel reflejo de la vida y obra del artista, el interior es un verdadero templo del surrealismo. El Castillo de Púbol fue un regalo del pintor a su esposa y musa Gala. Destacan una antigua cocina convertida en baño, el salón del piano, la piscina del jardín y el mausoleo de Gala. Cadaqués fue para Dalí una especie de refugio creativo. Con el tiempo acabó comprando un conjunto de casas de pescadores, en la playa local de Portlligat, que convirtió en su casa y taller. Esa casa de Portlligat fue el punto de encuentro de numerosos artistas e intelectuales de la época, como sus amigos el cineasta Luis Buñuel y el poeta Federico García Lorca.

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Parques Naturales del Empordà

En las comarcas del Empordà encontramos varias zonas naturales de gran valor ecológico, en las que es posible hacer numerosas actividades respetuosas con el medio ambiente. Las tres zonas principales son los Parques Naturales del Cap de Creus, Aiguamolls de l’Empordà y Massís del Montgrí, islas Medes i el Baix Ter. Entre la variada oferta encontramos una salida en kayak para ver las viñas de la D.O. Empordà, con parada en una pequeña cala con vistas al Cap de Creus y degustación de vinos; las vías bravas, itinerarios marítimos que nos permiten nadar en aguas abiertas, practicar el esnórquel o hacer un bautismo de submarinismo; el salto en paracaídas desde Empuriabrava, con vistas del Cap de Creus durante el descenso; el senderismo por el tramo de Camino de Ronda que pasa por el Cap de Creus, con hermosos tramos de camino de herradura; la observación de aves en los Aiguamolls del Empordà, la práctica de la vela desde l’Escala o la posibilidad de hacer la vía ferrata de cala del Molí, que transcurre por un paraje cercano al mar incluido en el Plan de Espacios Naturales. Existen, además, otras figuras de protección del paisaje como el Paraje Natural de Interés Nacional de la Albera y los Espacios Naturales Massís de les Salines, Massís de les Gavarres y l’Ardenya, donde también es posible hacer actividades rodeados por la naturaleza.

Parques Naturales del Empordà
Parques Naturales del Empordà

En las comarcas del Empordà encontramos varias zonas naturales de gran valor ecológico, en las que es posible hacer numerosas actividades respetuosas con el medio ambiente. Las tres zonas principales son los Parques Naturales del Cap de Creus, Aiguamolls de l’Empordà y Massís del Montgrí, islas Medes i el Baix Ter. Entre la variada oferta encontramos una salida en kayak para ver las viñas de la D.O. Empordà, con parada en una pequeña cala con vistas al Cap de Creus y degustación de vinos; las vías bravas, itinerarios marítimos que nos permiten nadar en aguas abiertas, practicar el esnórquel o hacer un bautismo de submarinismo; el salto en paracaídas desde Empuriabrava, con vistas del Cap de Creus durante el descenso; el senderismo por el tramo de Camino de Ronda que pasa por el Cap de Creus, con hermosos tramos de camino de herradura; la observación de aves en los Aiguamolls del Empordà, la práctica de la vela desde l’Escala o la posibilidad de hacer la vía ferrata de cala del Molí, que transcurre por un paraje cercano al mar incluido en el Plan de Espacios Naturales. Existen, además, otras figuras de protección del paisaje como el Paraje Natural de Interés Nacional de la Albera y los Espacios Naturales Massís de les Salines, Massís de les Gavarres y l’Ardenya, donde también es posible hacer actividades rodeados por la naturaleza.

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Pescadores de Palamós

Cada mañana, cuando aún no ha salido el sol, los pescadores de Palamós que practican la pesca de arrastre salen a la mar en busca de las variedades de pescado que se servirán en los mejores restaurantes y pescaderías, entre ellas la preciada gamba de Palamós. Desde el Museo de la Pesca nos dan la oportunidad de acompañarlos en una jornada de trabajo para conocer como es la vida a bordo, el manejo y rumbo de la barca hasta los caladeros, el arte de xorrar las redes y compartir el rancho que cocinan en la embarcación. También conoceremos cómo están tratando de que su actividad sea cada vez más sostenible. Una vez de regreso a puerto podemos asistir a la subasta de pescado en la lonja para ver el ciclo completo.

Pescadores de Palamós
Pescadores de Palamós

Cada mañana, cuando aún no ha salido el sol, los pescadores de Palamós que practican la pesca de arrastre salen a la mar en busca de las variedades de pescado que se servirán en los mejores restaurantes y pescaderías, entre ellas la preciada gamba de Palamós. Desde el Museo de la Pesca nos dan la oportunidad de acompañarlos en una jornada de trabajo para conocer como es la vida a bordo, el manejo y rumbo de la barca hasta los caladeros, el arte de xorrar las redes y compartir el rancho que cocinan en la embarcación. También conoceremos cómo están tratando de que su actividad sea cada vez más sostenible. Una vez de regreso a puerto podemos asistir a la subasta de pescado en la lonja para ver el ciclo completo.

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Festivales de la Costa Brava

A lo largo del año se celebran casi doscientos festivales en la Costa Brava repartidos en nueve disciplinas: música, teatro, cine, danza, circo, humor, digital, arte y magia. Muchos de estos festivales tienen en común, además de la gran calidad del cartel, que el escenario es el patrimonio y el paisaje de las comarcas de Girona. Algunos de los más consolidados y reconocidos internacionalmente son los que se celebran en los jardines de Cap Roig, en el castillo de Peralada y el llamado Sons del Món, en el que tratan de maridar a los artistas que actúan con vinos de la D.O. Empordà, ofreciendo catas comentadas del vino seleccionado antes de las actuaciones. Otras buenas opciones son el festival Portaferrada y el Temporada Alta, en otoño.

Festivales de la Costa Brava
Festivales de la Costa Brava

A lo largo del año se celebran casi doscientos festivales en la Costa Brava repartidos en nueve disciplinas: música, teatro, cine, danza, circo, humor, digital, arte y magia. Muchos de estos festivales tienen en común, además de la gran calidad del cartel, que el escenario es el patrimonio y el paisaje de las comarcas de Girona. Algunos de los más consolidados y reconocidos internacionalmente son los que se celebran en los jardines de Cap Roig, en el castillo de Peralada y el llamado Sons del Món, en el que tratan de maridar a los artistas que actúan con vinos de la D.O. Empordà, ofreciendo catas comentadas del vino seleccionado antes de las actuaciones. Otras buenas opciones son el festival Portaferrada y el Temporada Alta, en otoño.

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El Ter en kayak

Tras recorrer poco más de doscientos kilómetros, desde su nacimiento en el Parque Natural de Capçaleres del Ter y del Freser, en el Pirineo, el río Ter llega a la costa del municipio de Torroella de Montgrí. Desde la Gola del Ter podemos remontar una parte del río en kayak. Es una actividad sencilla, pensada para todos los públicos, que solo requiere de unas básicas instrucciones para manejar el remo y ponerse en marcha. En las partes en que el río se cierra más, la vegetación ribereña contribuye a la sensación de estar en un paraje mucho más aislado, pese a que la carretera pasa muy cerca. Durante el recorrido es posible observar numerosas especies de aves, como el zampullín chico, los martinetes y el vistoso martín pescador. Otra opción es recorrer el río por la Ruta del Ter, un itinerario que enlaza los Pirineos con la Costa Brava y que se puede hacer a pie y en bicicleta.

El Ter en kayak
El Ter en kayak

Tras recorrer poco más de doscientos kilómetros, desde su nacimiento en el Parque Natural de Capçaleres del Ter y del Freser, en el Pirineo, el río Ter llega a la costa del municipio de Torroella de Montgrí. Desde la Gola del Ter podemos remontar una parte del río en kayak. Es una actividad sencilla, pensada para todos los públicos, que solo requiere de unas básicas instrucciones para manejar el remo y ponerse en marcha. En las partes en que el río se cierra más, la vegetación ribereña contribuye a la sensación de estar en un paraje mucho más aislado, pese a que la carretera pasa muy cerca. Durante el recorrido es posible observar numerosas especies de aves, como el zampullín chico, los martinetes y el vistoso martín pescador. Otra opción es recorrer el río por la Ruta del Ter, un itinerario que enlaza los Pirineos con la Costa Brava y que se puede hacer a pie y en bicicleta.

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Caminos de ronda

Durante el paso de los siglos, los pobladores de la costa han hecho todo tipo de caminos para el aprovechamiento de los recursos, el traslado entre localidades y la vigilancia de las amenazas que pudieran venir del mar en tiempos de la piratería y del comercio de estraperlo. En la Costa Brava podemos hacer senderismo por numerosos tramos de los caminos de ronda del litoral, siguiendo, en buena parte, el itinerario del GR-92. A lo largo de los diferentes senderos nos encontramos con pequeñas y solitarias calas de agua turquesa, vertiginosos acantilados y diferentes playas. Muchos de los tramos parten de localidades donde es fácil dejar el vehículo para emprender excursiones de ida y vuelta. Uno de los tramos más hermosos de esta red es el camino de herradura que va desde Cadaqués al Cap de Creus, pasando por un paisaje de rocas de componente magmático. Aunque la mayoría de itinerarios son aptos para recorrer en familia, especialmente recomendados son los que van entre Calella de Palafrugell y Llafranc, de Platja d’Aro a Palamós, el que sale de Lloret de Mar en dirección a Blanes y el que se inicia en la playa de Riells, en L’Escala, y llega hasta Sant Martí d’Empúries. A lo largo de los diferentes caminos de ronda vamos a encontrar privilegiados miradores sobre las calas de la Costa Brava.

Caminos de ronda
Caminos de ronda

Durante el paso de los siglos, los pobladores de la costa han hecho todo tipo de caminos para el aprovechamiento de los recursos, el traslado entre localidades y la vigilancia de las amenazas que pudieran venir del mar en tiempos de la piratería y del comercio de estraperlo. En la Costa Brava podemos hacer senderismo por numerosos tramos de los caminos de ronda del litoral, siguiendo, en buena parte, el itinerario del GR-92. A lo largo de los diferentes senderos nos encontramos con pequeñas y solitarias calas de agua turquesa, vertiginosos acantilados y diferentes playas. Muchos de los tramos parten de localidades donde es fácil dejar el vehículo para emprender excursiones de ida y vuelta. Uno de los tramos más hermosos de esta red es el camino de herradura que va desde Cadaqués al Cap de Creus, pasando por un paisaje de rocas de componente magmático. Aunque la mayoría de itinerarios son aptos para recorrer en familia, especialmente recomendados son los que van entre Calella de Palafrugell y Llafranc, de Platja d’Aro a Palamós, el que sale de Lloret de Mar en dirección a Blanes y el que se inicia en la playa de Riells, en L’Escala, y llega hasta Sant Martí d’Empúries. A lo largo de los diferentes caminos de ronda vamos a encontrar privilegiados miradores sobre las calas de la Costa Brava.

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L’Escala y la tradición de las salazones

Durante muchos años, L’Escala vivió casi exclusivamente de la pesca de pescado azul. Había establecidas dos jornadas de trabajo, llamadas el alba de madrugada y el alba de prima. Las familias, siempre con incertidumbre, esperaban en la playa para ayudar a descargar y desmallar las capturas del día y empezar el proceso de salazón del pescado. Es un método de conservación con indicios muy antiguos, en las cercanas ruinas de Empúries hay constancia de esos menesteres en época romana. Para conocer las particularidades de este oficio, que marcó durante décadas la cultura de L’Escala, podemos visitar el Alfolí de la Sal, el edificio donde almacenaban la preciada materia prima para las salazones, y el Museo de la Anchoa y de la Sal, donde podemos hacer un recorrido por los diferentes trabajos que se llevaban a cabo. También podemos visitar las tiendas y tabernas de alguna de las cuatro factorías que todavía mantienen viva la tradición. Además, durante la Fiesta de la Sal de L’Escala, que se celebra cada año en septiembre, la localidad se transforma por completo. Una parte de la población se caracteriza con antiguos vestidos y la playa vuelve a ser un lugar de trabajo y no un espacio para el ocio. En esta jornada de recreación histórica podemos ver una muestra de los oficios derivados de las salazones de pescado, la llegada de las barcas a la playa, la construcción de embarcaciones dirigida por el maestro de azuela, la vida en las tabernas, las canciones populares, el tejido de redes, el trabajo de los boteros y de los cesteros, entre otras actividades. Todo acompañado con actuaciones de folclore, cada año invitan a un país o región del mundo con vinculación con la sal, y el canto de las tradicionales habaneras. También nos contarán el motivo por el que los habitantes de L’Escala son conocidos como los esquenapelats.

L’Escala y la tradición de las salazones
L’Escala y la tradición de las salazones

Durante muchos años, L’Escala vivió casi exclusivamente de la pesca de pescado azul. Había establecidas dos jornadas de trabajo, llamadas el alba de madrugada y el alba de prima. Las familias, siempre con incertidumbre, esperaban en la playa para ayudar a descargar y desmallar las capturas del día y empezar el proceso de salazón del pescado. Es un método de conservación con indicios muy antiguos, en las cercanas ruinas de Empúries hay constancia de esos menesteres en época romana. Para conocer las particularidades de este oficio, que marcó durante décadas la cultura de L’Escala, podemos visitar el Alfolí de la Sal, el edificio donde almacenaban la preciada materia prima para las salazones, y el Museo de la Anchoa y de la Sal, donde podemos hacer un recorrido por los diferentes trabajos que se llevaban a cabo. También podemos visitar las tiendas y tabernas de alguna de las cuatro factorías que todavía mantienen viva la tradición. Además, durante la Fiesta de la Sal de L’Escala, que se celebra cada año en septiembre, la localidad se transforma por completo. Una parte de la población se caracteriza con antiguos vestidos y la playa vuelve a ser un lugar de trabajo y no un espacio para el ocio. En esta jornada de recreación histórica podemos ver una muestra de los oficios derivados de las salazones de pescado, la llegada de las barcas a la playa, la construcción de embarcaciones dirigida por el maestro de azuela, la vida en las tabernas, las canciones populares, el tejido de redes, el trabajo de los boteros y de los cesteros, entre otras actividades. Todo acompañado con actuaciones de folclore, cada año invitan a un país o región del mundo con vinculación con la sal, y el canto de las tradicionales habaneras. También nos contarán el motivo por el que los habitantes de L’Escala son conocidos como los esquenapelats.

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Tramo 2

Al encuentro de la historia

Tramo 3

Muy cerca del cielo

Tramo 4

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