En la Vall de Boí, a 1.500 metros de altitud, brotan varios manantiales mineromedicinales cuyas temperaturas oscilan entre los 4 y los 56 grados. Los romanos ya constataron las virtudes terapéuticas de estas fuentes en los siglos I y II, también los señores de Erill que dominaron estas tierras mil años después, pero la primera Casa de Baños como tal no se construyó hasta el siglo XVII. El histórico Balneario de Caldes de Boí cuenta hoy con 37 fuentes termales de aguas cloruradas, sulfatadas y bicarbonatadas, además de disponer de dos hoteles que abren de primavera a otoño y de una conocida embotelladora de agua mineral. Es el balneario con más variedad de aguas, hecho que le ha permitido aparecer en el libro Guinness.