El espectacular cromatismo de la floración de los árboles frutales de las comarcas leridanas y de las Tierras del Ebro ofrece la posibilidad de realizar magníficas visitas, organizadas o por libre, a los extensos campos florecidos, combinadas a veces con actividades lúdicas, gastronómicas y culturales.

La floración de los árboles de fruta dulce y también almendros se ha convertido en un espectáculo paisajístico de primer orden que permite a los visitantes que se desplazan a estas comarcas de Lleida y las Tierras del Ebro, entre los meses de febrero y abril, vivir una experiencia sensorial única en la que se mezclan los colores (blanco, amarillo, verde, rosado), las texturas y los aromas de los frutales.

Cada vez son más los municipios que ofrecen propuestas interesantes en torno a este producto. Como ejemplo, el Ayuntamiento de Aitona, promotor en la demarcación de Lleida del turismo de floración, destaca con la campaña “Fruiturisme” y la iniciativa “Apadrina un árbol frutal” por fomentar el consumo de fruta de calidad como la nectarina, el melocotón o el paraguayo.

O en la Ribera d’Ebre, donde se puede disfrutar de este espectáculo natural con actividades como paseos en carro, en bicicleta o a pie por los municipios de Flix, Tivissa, La Serra d’Almos o Ginestar, entre otros.

Además de este marco cultural y paisajístico, la floración corresponde también a un momento muy especial para los agricultores, ya que recompensa el esfuerzo, la inversión y el cuidado de los campos de un sector que es parte capital tanto de nuestra economía como de la sociedad.