Por la tarde lo tenemos claro, toca caminar un poco. Nos acercamos hasta Castellar de N’Hug, uno de los Pueblos con Encanto y punto de llegada del Tren del Ciment. La localidad es conocida por su espectacular entorno natural, por su románico y por el desmesurado tamaño de sus cruasanes. También porque aquí nace el río que vertebra toda la provincia de Barcelona desde el Pirineo hasta el Mediterráneo: el Llobregat. El sendero hasta sus fuentes es corto y está muy humanizado con escaleras y pasamanos de madera. Al llegar al final vemos la espectacular cascada que brota directamente de varias grietas en la pared. Antes de que oscurezca, con un par de cruasanes de kilo bajo el brazo, llegamos a Ripoll donde pasamos la noche.