En el puerto de L’Ampolla nos espera una embarcación para navegar por la bahía del Fangar y hacer una degustación de mejillones y ostras de la manera más fresca posible, recién sacados de las mejilloneras donde se cultivan. Para pasar la noche escogemos una antigua barraca, la casa tradicional de los arrozales, reacondicionada como alojamiento. Al atardecer, con una copa de vino de la garnacha blanca que tan buenos resultados da en la Terra Alta y los campos de arroz inundados como espejo, disfrutamos de una de las mejores puestas de sol que hemos visto.