El deseo de conocer mejor el pescado del Mediterráneo nos lleva a hacer una ruta por el muelle de la Barceloneta con un pescador, que nos va contando anécdotas de su oficio y nos muestra la subasta en la lonja. El resto de la tarde la dedicamos a la visita guiada por establecimientos emblemáticos, como las tradicionales tiendas de ultramarinos, donde compramos productos tradicionales de la gastronomía catalana. Para la cena hemos reservado mesa en uno de los restaurantes con estrellas Michelin de Barcelona —hay más de cincuenta por toda Cataluña—, donde nos sorprende la excelente relación calidad-precio del menú degustación y el predominio de los productos frescos y de proximidad.