El corazón del Penedès, tierra con una larga tradición vitivinícola, es mi próximo destino. Su viñedo está encajado entre Montserrat y el mar Mediterráneo, un paisaje marcado por algunas suaves ondulaciones del terreno y grandes planicies que establecen una analogía con ese mar que le da carácter. En Sant Sadurní d’Anoia visito el Centro de Interpretación del Cava, donde a través de las diferentes salas descubro la historia, los protagonistas y la arquitectura de esta bebida tan emblemática. El extenso viñedo del Penedès tiene hechuras de jardín, anoto en mi diario de viaje tras dedicar parte de la tarde a visitar algunos de los miradores de la ruta Miravinya, cinco atalayas con magníficas vistas sobre un paisaje vinícola del Alt Penedès salpicado de márgenes y barracas de piedra seca. Acabo el día con una cata vertical en una de las legendarias bodegas del Penedès, en la que me enseñan a apreciar las sutiles diferencias que el paso del tiempo otorga al vino.