Continuamos hasta Vic y nos dirigimos a la Plaza Mayor, punto de celebración, cada martes y sábado, de un animado mercado. Entramos en un centenario secadero para participar en un taller de elaboración de dos de los excelentes embutidos de la localidad, la llonganissa y el fuet. El siguiente alto en el camino es en Sant Fruitós de Bages, donde nos animamos a hacer una de esas actividades de una vez en la vida: un salto en paracaídas desde 4.000 metros de altura, con vistas de los Pirineos y de Montserrat durante el descenso. Para planes con los pies en el suelo es recomendable acercarse a conocer las tinas de la Vall del Montcau, grandes construcciones de piedra seca en las que elaboraban vino a pie de viña, o Sant Benet de Bages, un conjunto monástico medieval, en muy buen estado de conservación, en el que se puede descubrir el pasado vinícola del monasterio y probar los vinos de la D.O. Pla de Bages. Siguiendo en dirección sur, podemos visitar Mura, uno de los Pueblos con Encanto, y el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, un paisaje con formaciones de roca conglomerada que recuerdan a las de Montserrat. Hay otra interesante alternativa para llegar a Barcelona desde Vic, que consiste en ir a buscar la costa del Maresme pasando por el Parque Natural del Montseny, un espacio natural Reserva de la Biosfera y en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco. En el Maresme encontramos tranquilas playas de fina arena y localidades con un buen patrimonio modernista.