El mosaico de campos, salinas y lagunas del delta del Ebro es especialmente hermoso cuando los campos de arroz están inundados y se forman espejos que brillan con diferente intensidad y color según la luz. En una masía familiar entre arrozales nos encontramos con un curioso proyecto, una bodega de sake que nos muestra el mundo de esta popular bebida japonesa y el miso en la única kura mediterránea. Cuentan con diferentes experiencias, una de ellas el recorrido en bicicleta eléctrica. Las fiestas anuales de la Plantada y de la Siega celebran la cultura del arroz. Una cena a base de langostinos de La Ràpita pone el punto final a un día con intenso sabor a mar.