Aunque Vall de Lord está a una veintena de kilómetros al norte de Solsona, este pequeño desvío en la ruta merece la pena. Al amanecer, las brumas matinales emergen del pantano de la Llosa del Cavall, cuyo entorno paisajístico favorece la práctica de deportes de aventura como la escalada, el barranquismo, el parapente o las rutas en BTT. El juego de las luces que se cuelan entre la niebla deja una docena de impactantes imágenes en la tarjeta de mi cámara de fotos. Cuando el sol ya calienta lo suficiente, alquilo un kayak para remar por esas aguas de color turquesa intenso. Con un último vistazo al paisaje desde uno de los puentes que cruzan el embalse, cojo la hermosa carretera que sigue el desfiladero del río Cardener para llegar hasta Solsona.