Amanece en la Val d’Aran. La orientación atlántica de este valle, con casi un tercio de su territorio por encima de los 2.000 metros, marca el clima y la tipología de las especies de sus bosques, diferentes a las que encontramos en otras partes de los Pirineos. Pronto comprobamos que en este lugar las cosas son sensiblemente diferentes a lo que hemos visto hasta ahora. En Vielha, capital de la Val d’Aran, un cartel que anuncia una feria de artesanía hèt a man, hèt aciu (hecho a mano, hecho aquí) nos recuerda que, para empezar, aquí se habla otra lengua, el aranés. La arquitectura también es peculiar, con pueblos de piedra que crecieron alrededor de una iglesia y otros colgados de las laderas de las montañas, con amplias vistas sobre el valle.

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