Nuestra siguiente parada es Vic. Su Plaza Mayor es una de las más emblemáticas de las comarcas catalanas, una monumental plaza porticada que siempre está más animada durante la celebración del mercado semanal. Tras la visita guiada a la ciudad, en la que vemos un destacado Templo Romano, la Catedral y las calles que formaron parte de la judería, entramos en un centenario secadero para probar los famosos embutidos de Vic, la llonganissa y el fuet. Dedicamos la tarde a conocer las leyendas de brujas y bandoleros en el Espai Montseny de Viladrau, un centro de interpretación sobre el Parque Natural de El Montseny, y a hacer senderismo por una ruta circular que recorre el corazón del macizo. En esta Reserva de la Biosfera se suceden los paisajes con bosques de hayas, abetos y robles; podemos encontrar secuoyas como las de Can Casades, o ver la vegetación de ribera junto a los ríos que cruzan el parque. Las vistas que se tienen desde cualquiera de las emblemáticas cimas del Montseny merecen suficientemente la pena como para plantearse su ascenso si se dispone del tiempo necesario. Sin duda, hay que regresar en otoño cuando las hojas forman un precioso tapiz en el sotobosque y Viladrau celebra la Feria de la Castaña.