La primera parada del día es en L’Ametlla de Mar, una localidad incluida en la lista de Barrios y Villas Marineras. El encanto marinero que todavía conserva se puede apreciar en un tranquilo paseo por el animado puerto y caminando por sus íntimas y diversas calas: urbanas, de fina arena, rocosas, al pie de frondosos bosques o de guijarros. Pero nos hemos levantado con ganas de aventura y nos enfundamos un traje de neopreno para hacer una curiosa actividad, nadar entre enormes ejemplares de atún rojo del Mediterráneo. Llegamos a las piscinas tras un corto viaje desde la costa, tiempo en el que nos dan unas básicas instrucciones. Es sobrecogedor ver salir a los atunes de la profundidad y pasar veloces junto a nosotros. La actividad acaba con la degustación de este apreciado pescado, que ya era fuente de aportación proteica para los legionarios romanos.