Siglo XXI, un emperador y un gladiador romanos pasean por las calles de Tarragona. La visita a los espacios arquitectónicos de la antigua Tarraco marca el inicio de un viaje que nos llevará hasta orillas del Ebro, el gran río peninsular, para seguir el curso hasta su delta, uno de los espacios de mayor biodiversidad del país. Pedalearemos por un trazado ferroviario reconvertido en vía verde y buscaremos las huellas de Picasso y Gaudí. Las leyendas del Montsant y los excelentes vinos del Priorat serán la antesala del silencio monástico de la Ruta del Císter y de Lleida, la capital de la Terra Ferma.
La floración
El espectacular cromatismo de la floración de los árboles frutales de las comarcas leridanas y de las Tierras del Ebro ofrece la posibilidad de realizar magníficas visitas, organizadas o por libre, a los extensos campos florecidos, combinadas a veces con actividades lúdicas, gastronómicas y culturales.
La floración de los árboles de fruta dulce y también almendros se ha convertido en un espectáculo paisajístico de primer orden que permite a los visitantes que se desplazan a estas comarcas de Lleida y las Tierras del Ebro, entre los meses de febrero y abril, vivir una experiencia sensorial única en la que se mezclan los colores (blanco, amarillo, verde, rosado), las texturas y los aromas de los frutales.
Cada vez son más los municipios que ofrecen propuestas interesantes en torno a este producto. Como ejemplo, el Ayuntamiento de Aitona, promotor en la demarcación de Lleida del turismo de floración, destaca con la campaña “Fruiturisme” y la iniciativa “Apadrina un árbol frutal” por fomentar el consumo de fruta de calidad como la nectarina, el melocotón o el paraguayo.
O en la Ribera d'Ebre, donde se puede disfrutar de este espectáculo natural con actividades como paseos en carro, en bicicleta o a pie por los municipios de Flix, Tivissa, La Serra d'Almos o Ginestar, entre otros.
Además de este marco cultural y paisajístico, la floración corresponde también a un momento muy especial para los agricultores, ya que recompensa el esfuerzo, la inversión y el cuidado de los campos de un sector que es parte capital tanto de nuestra economía como de la sociedad.
La floración
El espectacular cromatismo de la floración de los árboles frutales de las comarcas leridanas y de las Tierras del Ebro ofrece la posibilidad de realizar magníficas visitas, organizadas o por libre, a los extensos campos florecidos, combinadas a veces con actividades lúdicas, gastronómicas y culturales.
La floración de los árboles de fruta dulce y también almendros se ha convertido en un espectáculo paisajístico de primer orden que permite a los visitantes que se desplazan a estas comarcas de Lleida y las Tierras del Ebro, entre los meses de febrero y abril, vivir una experiencia sensorial única en la que se mezclan los colores (blanco, amarillo, verde, rosado), las texturas y los aromas de los frutales.
Cada vez son más los municipios que ofrecen propuestas interesantes en torno a este producto. Como ejemplo, el Ayuntamiento de Aitona, promotor en la demarcación de Lleida del turismo de floración, destaca con la campaña “Fruiturisme” y la iniciativa “Apadrina un árbol frutal” por fomentar el consumo de fruta de calidad como la nectarina, el melocotón o el paraguayo.
O en la Ribera d'Ebre, donde se puede disfrutar de este espectáculo natural con actividades como paseos en carro, en bicicleta o a pie por los municipios de Flix, Tivissa, La Serra d'Almos o Ginestar, entre otros.
Además de este marco cultural y paisajístico, la floración corresponde también a un momento muy especial para los agricultores, ya que recompensa el esfuerzo, la inversión y el cuidado de los campos de un sector que es parte capital tanto de nuestra economía como de la sociedad.
El espectacular cromatismo de la floración de los árboles frutales de las comarcas leridanas y de las Tierras del Ebro...