La siguiente parada es Siurana, donde escuchamos una historia de sarracenos, guerreros y princesas, mientras paseamos por este pequeño pueblo colgado de un risco con vistas al pantano homónimo. El pueblo está rodeado por montañas de roca caliza rojiza, con algunas de las vías más valoradas por los mejores escaladores del mundo. Conducimos por las carreteras que cruzan el paisaje de las Montañas de Prades para llegar a Poblet, uno de los tres cenobios de la Ruta del Císter, actualmente habitado por monjes. El monasterio está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por ser una de las abadías cistercienses más completas del mundo. A muy poca distancia de Poblet está Montblanc, donde merece la pena visitar el recinto amurallado de la localidad, especialmente durante la celebración de Sant Jordi. Para los amantes de las tradiciones, merece la pena visitar Valls, ciudad de castells, enormes torres humanas que llegan a alcanzar los diez pisos de altura, y de calçots, una variedad de cebolleta que reúne en torno a la mesa a familiares y amigos en las calçotades que se celebran entre los meses de noviembre y abril.